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Hace rato que los y las militantes en derechos humanos dejamos de soñar con situaciones ideales, pero nadie esperaba una reacción tan rápida y contundente de la dictadura tunesina. El ataque a activistas locales y el cierre al acceso a los sitios web sobre la cumbre que pensaba celebrar la ciudadanía local en paralelo a la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, más los cientos de policías uniformados y de civil que rodean los hoteles donde se quedan las delegaciones extranjeras, demuestran que ningún detalle ha quedado librado al azar para quienes quieren seguir cohartando la libertad de expresión en este país.
Hace rato que los y las militantes en derechos humanos dejamos de soñar con situaciones ideales, pero nadie esperaba una reacción tan rápida y contundente de la dictadura tunesina. El ataque a activistas locales y el cierre al acceso a los sitios web sobre las reuniones que pensaba celebrar la ciudadanía local en paralelo a la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, más los cientos de policías uniformados y de civil que rodean los hoteles donde se quedan las delegaciones extranjeras, demuestran que ningún detalle ha quedado librado al azar para quienes quieren seguir cohartando la libertad de expresión en este país.


En verdad, las organizaciones internacionales de derechos humanos y aquellas defensoras de los derechos a la información y a la comunicación habían alertado sobre la situación que podía vivirse en Túnez durante esta segunda fase de la Cumbre. Pero nadie esperaba una acción tan cerrada, orquestada e inmediata.


El acceso al sitio web de la Cumbre de la Ciudadanía sobre la Sociedad de la Información está bloqueado para aquellos que quieran leerlo dentro del país. Esto demuestra una vez más la vulnerabilidad de Internet cuando las conocidas "manos duras" intervienen para socavar los derechos de los pueblos. Ni pensar en manifestarse en contra de estas medidas con demostraciones callejeras porque el control es total y recuerda las peores epocas de las dictaduras en muchos de nuestros países latinoamericanos.


Las organizaciones de la sociedad civil presentes en Túnez han decidido convocar a una acción solidaria para manifestar su condena y repudio a la medida tomada por las autoridades tunecinas. En el día de hoy cancelarán los eventos que tenían organizados y si sus miembros participan de algunos de los paneles auspiciados por las cientos de entidades presentes aqui, lo harán refiriéndose a la situación y abogando por la libertad de expresión en este país.


Por supuesto, que sigue vigente la pregunta que muchos nos hicimos cuando la ONU decidió celebrar esta reunión en Túnez. ¿Tiene sentido discutir grandes acuerdos sobre derechos en la sociedad de la información en un país que no está dispuesto a respetarlos? Seguramente los tunecinos serán los últimos en enterarse de lo que se decida aquí, si es que algún día se les permite hacerlo.


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