Un estudio minucioso de la topografía venezolana, un viaje a Italia, software de dominio público, antenas parabólicas que atraviesan montañas sobre camionetas todo terreno, cables, generadores… No se trata de una lista caprichosa ni de una divague surrealista. Los elementos que acabamos de enumerar forman parte de una empresa ambiciosa que hace unos días se transformó en realidad: romper el récord de conexión inalámbrica mundial al establecer un enlace de 279 kilómetros.
El objetivo de tamaña tarea no es pasar a la inmortalidad figurando en el libro Guiness sino mostrar las posibilidades de las redes inalámbricas y fomentar iniciativas cada vez más ambiciosas en el área. Los responsables fueron Ermanno Pietrosemoli y Javier Treviño, del miembro venezolano de APC EsLaRed y Carlo Fonda, del ICTP (Abdus Salam International Centre for Theoretical Physics).
En el año 2005 un grupo de radioaficionados norteamericanos lograron una conexión inalámbrica de 241 kilómetros. ¿Por qué no intentar ir más lejos en un país como Venezuela, donde las montañas sirven de torres naturales para la transmisión? Así fue como el proyecto se puso en camino. Con la ayuda de Radio Mobile, un software de dominio público, fueron identificados dos picos entre los cuales no se presentaran obstáculos mayores para el libre desplazamiento de las ondas: el Pico del Águila y el Baúl.
Segunda etapa: definir la tecnología adecuada. Antenas, reflectores y demás instrumentos (cuyos detalles técnicos pueden encontrarse el infrome completo) fueron probados in situ. El proyecto iba tomando cuerpo y el entusiasmo de sus responsables creciendo. Pero hacía falta un empujón final.
En febrero de 2006 Ermanno viajó a Trieste para participar en un entrenamiento en redes inalámbricas. No es de extrañar que sus colegas del ICTP, una institución amiga de EsLaRed y con la que colabora desde hace más de diez años, se mostraran más que interesados en la iniciativa del venezolano. Especialmente Carlos Fonda, del Aeronomy and Radio Laboratory del ICTP. El jefe del laboratorio dio el sí a la financiación y Carlos empezó a preparar las valijas. Dos meses más tarde llegaba a tierras bolivarianas.
Quedaban materiales por conseguir y se consiguieron. Detalles que ajustar y se ajustaron. Viajes por hacer y se hicieron. Cualquier obstáculo se disolvía en las ganas de sacar el proyecto adelante. Y el gran día llegó: el 13 de abril, con técnicos en cada uno de los picos y luego de sortear varios problemas técnicos lograron emitir y captar ondas que recorrieron sin mayores inconvenientes los 279 kilómetros que separaban una antena de la otra.
La conexión inalámbrica todavía tiene camino por recorrer. Iniciativas como esta son un buen atajo.